El mensaje de Xi a Trump: controla a los críticos que intentan descarrilar la tregua comercial

Reunión con Xi Jinping, máximo dirigente chino, en Japón en 2019, durante el primer mandato del presidente Trump. Los líderes hablaron por teléfono el jueves, tras semanas de crecientes tensiones entre Washington y Pekín.Credit...

En su llamada telefónica con el presidente Donald Trump, Xi Jinping usó una analogía marítima para intentar defender la frágil tregua comercial que parecía desvanecerse por una serie de medidas económicas cada vez más severas.

El dirigente chino comparó la relación entre Estados Unidos y China con un gran barco en el que los dos líderes actúan como capitanes poderosos que toman el timón con firmeza para mantener el rumbo adecuado. La analogía también iba acompañada de una advertencia.

No dejes que otros desvíen el rumbo del barco y pongan en peligro la relación.

Durante semanas, la Casa Blanca pareció presionar abiertamente para que se produjera una conversación directa entre los dos líderes, un punto enfatizado por China, cuando señaló que Xi había accedido a la llamada del jueves a instancias del presidente Trump. Mientras Estados Unidos aumentaba la presión sobre Pekín con restricciones tecnológicas y de otros tipos, China podría haber accedido en parte por la preocupación de Pekín de que los críticos más agresivos de China en el gobierno de Trump lograran debilitar la tregua, dijeron analistas.

En un comunicado del gobierno chino, Xi subrayó sobre la llamada de 90 minutos que los dos líderes debían “mantenerse alejados de diversas perturbaciones o incluso sabotajes”.

“China está muy preocupada por este asunto”, dijo Wu Xinbo, decano del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Fudan de Shanghái. “Es necesario que haya comunicación entre los líderes para frenar el impulso del rápido deterioro de la relación entre China y Estados Unidos”.

La llamada entre Trump y Xi se produjo en un momento especialmente precario. Menos de un mes después de que ambos países acordaran retirar los aranceles punitivos durante 90 días y negociar un acuerdo comercial, la tregua parecía desmoronarse.

China siguió estrangulando las exportaciones de minerales de tierras raras, lo cual trastocó las cadenas de suministro de los fabricantes estadounidenses. En respuesta, Estados Unidos impuso restricciones a la venta de software de diseño de chips a China. Prohibió a las empresas estadounidenses utilizar chips de inteligencia artificial del gigante tecnológico chino Huawei. Suspendió algunas ventas a China de componentes y software utilizados en motores a reacción. Además, el gobierno de Trump propuso un plan para revocar los visados de algunos estudiantes chinos.

Yun Sun, director del programa sobre China del Centro Stimson, un grupo de expertos de Washington, dijo que China vio la oportunidad de utilizar la “diplomacia de los altos dirigentes” para enviar directamente este mensaje a Trump: “Mantén a raya a tus halcones. La responsabilidad recae en los líderes de alto rango. Si quieres una buena relación, no dejes que los miembros de tu gabinete o tu equipo se dejen llevar por sus ideas locas”.

Minería de minerales de tierras raras en Mongolia Interior, China. En abril, China detuvo casi todos los envíos de minerales críticos necesarios para automóviles, aviones de combate y otras tecnologías.Credit...

Wu, de la Universidad de Fudan, dijo que las medidas adoptadas por Estados Unidos desde el acuerdo comercial del mes pasado demostraban cómo los distintos miembros del gobierno de Trump perseguían sus propios objetivos, y señaló los controles a la exportación del Departamento de Comercio y la promesa del Departamento de Estado de revocar los visados.

China ha mantenido una postura dura, negándose a dar marcha atrás en respuesta a los aranceles de Trump, a diferencia de otros países que han avanzado con cuidado para no enemistarse con Estados Unidos. En abril, antes de la tregua, Pekín emprendió una escalada arancelaria de ojo por ojo, al elevar los aranceles a la importación de productos estadounidenses al 125 por ciento, después de que Estados Unidos elevara sus impuestos a las importaciones chinas al 145 por ciento. China parece dispuesta a soportar las dificultades de una guerra comercial prolongada con Estados Unidos, y cuenta con las herramientas económicas necesarias para hacer la vida igualmente difícil a los estadounidenses y poner a prueba la determinación de Trump.

Al mismo tiempo, China tiene sus propias vulnerabilidades económicas y probablemente quiera evitar una desvinculación total con Estados Unidos. La economía del país batalla por recuperarse de una crisis inmobiliaria. El sector manufacturero de China, un proveedor clave de puestos de trabajo, que ya lidia con altos niveles de desempleo juvenil, podría llevarse la peor parte de una guerra comercial que cierre el mercado estadounidense y aumente los temores en el resto del mundo ante la avalancha de importaciones chinas baratas.

China se ha resistido durante meses a las propuestas de Trump de entablar un diálogo directo con Xi, lo que refleja la cautela de Pekín. Es posible que Xi haya aceptado ahora esa llamada para dar más tiempo a su gobierno a prepararse para un enfrentamiento prolongado.

Los dos líderes parecieron sacar conclusiones distintas de la llamada. En una publicación en las redes sociales, Trump dio a entender que habían resuelto la disputa sobre la exportación de minerales críticos, pero el comunicado de China no mencionaba tal cosa.

El resumen oficial de China incluía una advertencia de Xi a Trump de que Estados Unidos debía abordar la cuestión de Taiwán “con prudencia” para evitar un conflicto peligroso, mientras que Trump caracterizó la llamada como centrada casi de forma exclusiva en el comercio. China ha respondido con enojo a las declaraciones realizadas la semana pasada por el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, en las que instaba a los aliados asiáticos de Estados Unidos a colaborar con este país para disuadir a China de intentar apoderarse de Taiwán, una democracia insular autogobernada.

Trump y Xi acordaron que ambas partes volverían a trabajar para aplicar el acuerdo del mes pasado y que proseguirían las conversaciones para un acuerdo más permanente. Trump también dijo que en las conversaciones con China participarían ahora el secretario de Comercio, Howard Lutnick, además del secretario del Tesoro, Scott Bessent, y Jamieson Greer, representante comercial estadounidense. Y Xi instó a Estados Unidos a retirar las “medidas negativas” contra China.

Hasta cierto punto, China podría atribuirse una victoria con la llamada, ya que Trump pareció suavizar la postura de su gobierno sobre las visas para estudiantes chinos. La semana pasada, el secretario de Estado, Marco Rubio, uno de los asesores de línea dura de Trump, dijo que Estados Unidos revocaría “agresivamente” los visados de los estudiantes chinos, en concreto los asociados al Partido Comunista o los que estudian en campos cruciales. Pero, el jueves, Trump dijo que eran bienvenidos.

“Van a venir estudiantes chinos. No hay problema”, dijo Trump durante una sesión informativa desde el Despacho Oval. “Es un honor para nosotros tenerlos”.

Antes de la llamada, Trump escribió en las redes sociales que Xi era “MUY DURO Y EXTREMADAMENTE DIFÍCIL PARA NEGOCIAR”. En su resumen de la llamada, Trump se mostró amable, al señalar que ambos líderes se habían invitado mutuamente a visitar sus respectivos países.

Scott Kennedy, asesor principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de investigación en Washington, dijo que la llamada podía indicar que los dos países habían pasado a un “frágil equilibrio” tras haber demostrado su voluntad de aumentar la presión mutua.

Kennedy señaló que China es el único país que ha obtenido concesiones de Estados Unidos desde que Trump lanzó su campaña mundial de aranceles “recíprocos” en abril.

“Creo que sienten que probablemente ya han comprendido a Trump y que esta es una relación manejable”, dijo. “Si este acuerdo vuelve a fracasar, saben qué botones apretar para que el gobierno de Trump tome nota”.

FUENTE: NY TIMES