The New York Times destaca la industria del vino de Tarija

"Un almuerzo en Atmósfera", con vistas al viñedo de la bodega Kohlberg, Tarija (Bolivia). Foto: Nick Ballón para The New York Times

El periódico estadounidense The New York Times destacó en un artículo la industria del vino de Tarija, titulado “Toscana con un lado mágico: saboreando la región vinícola de Bolivia”, en el que se narra la historia de los pequeños productores y las grandes bodegas de uva del sur del país.

En el artículo publicado por el diario neoyorquino, escrito por Danielle Pergament y con fotografías de Nick Ballón, en su visita a los viñedos de la ciudad chapaca, se resalta el ecosistema natural boliviano, la altitud y el origen orgánico de sus sabores (vinos y singanis).

Además de su experiencia en el recorrido por la Reserva Biológica Cordillera de Sama y la biodiversidad en medio de una “naturaleza virgen”.

“La reserva (Cordillera de Sama) se encuentra en la provincia de Tarija, una región agrícola escondida en la esquina de Bolivia que limita con Paraguay y Argentina. Tarija, no es grande, solo tiene alrededor de 14.000 millas cuadradas, pero su topografía es asombrosamente variada: bosques, desiertos, lagos, montañas, sol, lluvia, nieve. Cuenta con pumas, alpacas y llamas, además de tres tipos de flamencos (…). Esta es la región vinícola boliviana: una colección de media docena de las mejores bodegas poco conocidas del mundo, rodeadas de una vasta naturaleza virgen. Si a esto le añadimos un resort de cinco estrellas y una boda de famosos, Tarija podría ser la Toscana, pero con un lado de magia”, se lee en parte de la nota publicada.

Asimismo, el escritor redacta las emociones que sintieron compartiendo con las personas locales, degustando la comida tradicional tarijeña y valorando la cultura “casi” intacta del país.

“Me sorprendió Bolivia. Gran parte de la cultura parecía improbable. Tiene uvas que no deberían crecer; una gastronomía que rivaliza con la mejor de Sudamérica, pero mucho menos conocida. Terreno rocoso y castigador que sustenta una agricultura robusta. Esta bolsa de tierra poblada por llamas y flamencos y la historia está más cerca del cielo y profundamente conectada con sus raíces”, finaliza el artículo.

FUENTE: ABI