Contrabando imparable en Villazón: productos bolivianos cruzan a Argentina ante débiles controles fronterizos

Imagen referencial / Foto: Archivo

Villazón, frontera sur de Bolivia. Mientras en la ciudad de Potosí los precios de los alimentos y productos de limpieza continúan en ascenso, la salida de mercadería boliviana hacia territorio argentino no se detiene. El contrabando persiste y, según denuncias de vecinos de la ciudad fronteriza de Villazón, los controles militares son escasos y fácilmente vulnerables.

Aunque en algunos momentos se observa presencia militar en los pasos no habilitados, los pobladores aseguran que la vigilancia no es constante. Además, denuncian que algunos efectivos estarían permitiendo el paso de productos a cambio de beneficios económicos.

Tanto en el lado boliviano como en el argentino, los controles por parte de soldados y gendarmes son irregulares. Esto ha facilitado una creciente actividad de contrabando que se ha intensificado en los últimos meses, según reportó el dirigente del transporte de Villazón, Santos Chávez.

“Se llevan de todo”, afirma Chávez. Desde carne, huevos, aceite y fideos, hasta frutas, verduras, papel higiénico, pañales e incluso celulares, todo es trasladado hacia Argentina, donde los precios son mucho más elevados que en Bolivia.

Uno de los puntos más utilizados para esta actividad es el conocido como “Ojo de Agua”, ubicado río arriba del puente fronterizo. Allí, debido al bajo nivel del agua, vehículos argentinos ingresan sin mayores obstáculos para cargar productos y retornar rápidamente a su país. En este punto, el paso se realiza con rapidez y eficiencia: se alinean camionetas bolivianas con argentinas para traspasar la mercadería en cuestión de minutos.

Por el cauce del río, también transitan carritos metálicos adaptados para el transporte informal. Estos cruzan con facilidad, llevando consigo grandes cantidades de productos que luego son acumulados del lado argentino y transportados en camiones hacia diferentes regiones del país vecino.

Pese a las evidencias, el contrabando sigue su curso y la ausencia de una vigilancia efectiva continúa permitiendo que la frontera se convierta en una puerta abierta para el comercio ilegal.