La empatía como motor de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible

Ashoka / Cuarto Encuentro Interuniversitario de Agentes de Cambio.

México y el mundo están en un momento crítico y si no se empiezan a concretar acciones, la Agenda 2030 no podrá ser realizada con éxito. Por eso, diversos grupos, Gobiernos, organizaciones sociales, y personas en lo individual están uniendo sus esfuerzos.

Una de las organizaciones que ha trabajado durante décadas para lograr esto es Ashoka, una comunidad global, fundada hace 40 años por Bill Dayton y presente en más de 90 países. La organización crea las habilidades necesarias para que niños y niñas puedan convertirse en emprendedores sociales y generar cambios positivos en su entorno.

Brenda Berenice Villegas Valenzuela, líder del área de niñez y juventud en México, Centroamérica y el Caribe, compartió con Noticias ONU que emprender algo con el objetivo de desarrollar un proyecto al que le dedicas tu vida entera para solucionar problemas socioambientales, no es fácil y, por eso, Ashoka nació con la ambición de apoyarles.

“Ashoka ha sido reconocida, principalmente, por impulsar el emprendimiento y la innovación social”, dijo Brenda.

Con esa filosofía, la organización es ahora integrante del Comité de Economía del Secretariado Ejecutivo del Consejo Nacional de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

Ashoka/Cumbre de Fellows con Perspectiva de género

Generar empatía

Pero, ¿qué se necesita para que una organización del tamaño de Ashoka y un grupo de individuos puedan trabajar juntos y lograr esta conexión necesaria para que un proyecto de este nivel funcione? Empatía.

Hace 15 años Ashoka comprendió que la única razón por la que los emprendedores sociales están comprometidos con su proyecto es evitar que las nuevas generaciones sufran lo mismo que sufrieron ellos en su niñez o en su adolescencia.

“Entre la edad de 12 a 20 años vivieron una experiencia que les transformó, ese llamado punto de inflexión, donde se dieron cuenta de que había una problemática socioambiental que les impactaba de manera profunda y que querían hacer algo al respecto; y no sólo eso, sino que tuvieron a una persona, una organización, a alguien que creyó en ellas y las apoyó para lograrlo, y después quisieron dedicar su vida entera al tema”, agrega Brenda.

Hoy en día, 26 universidades y 31 instituciones distribuidas en seis países pertenecen a la red de Ashoka, creando espacios de aprendizaje y apoyo mutuo para transformar sus planes estratégicos, currículos y alianzas para fomentar habilidades como la empatía, el trabajo colaborativo, el liderazgo compartido y la creatividad para solucionar problemas.

Ashoka/La red de Ashoka fellows representa la visión de un mundo de agentes de cambio.

Impacto en México

En México, Centroamérica y el Caribe. más de 200 emprendedores sociales en México, lideran ideas innovadoras para resolver los problemas más apremiantes de la sociedad, que están conectados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En promedio los temas de lo que más se preocupan estos jóvenes emprendedores sociales son el agua, vivienda, educación, medio ambiente, salud, y desarrollo económico

Uno de estos casos es Isla Urbana, un proyecto fundado en colaboración con el Instituto Internacional de Recursos Renovables, A.C., en el 2009 en la Cultura Maya, una colonia popular al sur de la Ciudad de México, donde se viven graves problemas de escasez de agua.

Con un enfoque ambiental y social, su trabajo se ha enfocado en aprender a captar la lluvia de la forma más práctica posible para poder abastecer de agua a comunidades marginadas.

Desarrollan un modelo de trabajo híbrido, creando para el proyecto un aspecto empresarial que ofrece sistemas de captación y tecnologías de agua sustentable en el mercado, y manteniendo el otro lado puramente social que trabaja en las comunidades marginadas donde más se sufre la falta de agua.

De esta forma, a lo largo de los últimos años, han instalado sistemas de captación, desde viviendas pequeñas, aisladas en sierras lejanas, hasta en fábricas y negocios del centro de la Ciudad de México.

“Isla urbana comenzó con dos chicos estudiando una maestría, uno de los fundadores se dio cuenta de los problemas de agua de la Ciudad de México y era muy contradictorio como en las mismas colonias de la Ciudad que podían estar inundando por las lluvias, al mismo tiempo no tener agua potable. Y él decía cómo puede ser que la gente esté inundada y al mismo tiempo no tiene agua, es irreal.

Otro ejemplo, es Ixchel Salud,  que contribuye a la mejora de la salud de la población mediante una transformación positiva de las instituciones públicas de salud en México y el acompañamiento de las personas para que ejerzan su derecho a la información y atención en salud.

También está Racismo, una iniciativa que nació para visibilizar el racismo y abrir la conversación en la sociedad mexicana. Con el tiempo pasó de ser un sitio que ofrece contenido antirracista, a ser una asociación civil cuyo objetivo es desarrollar contenido educativo y proyectos de impacto para el combate contra el racismo, así como líneas de investigación para conocer más sobre cómo funciona el racismo en México

También está Movimiento STEM, que promueve la enseñanza de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas como pilares para el desarrollo sostenible y bienestar social.

Y así, como estos cuatro emprendimientos sociales, existen muchos más en México y Latinoamérica.

Ashoka / Delegación joven en la Cumbre de Premios Nobel de la Paz.

Jóvenes haciendo historia

Recientemente Ashoka logró ser integrante del Comité de Bienestar o, en su defecto, del Comité de Economía del Secretariado Ejecutivo del Consejo Nacional de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (SECNA).

Su trabajo se aliena concretamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible número 4, sobre educación; 5, sobre igualdad de género; 9, sobre industria, innovación e infraestructura; 10, sobre reducción de las desigualdades; 16, sobre paz, justicia e instituciones sólidas; y 17, sobre  alianzas para lograr los Objetivos.

Dentro del Comité, Ashoka busca elaborar propuestas de políticas y acciones para impulsar el avance y seguimiento de la Agenda 2030 de México, así como fomentar el diálogo, la participación y la colaboración plural e inclusiva de diversos actores involucrados en el avance de esa  Agenda.

Dave Mayoral, líder de Juventudes y Educación Transformadora de Ashoka, contó que este año, por primera vez en México, se lanzará la primera convocatoria para Jóvenes entre 13 y 19 años que cuenten con una idea innovadora que vaya de la mano con la empatía, y con la que se pueda resolver una problemática socioambiental desde la raíz.

¿Hay esperanza para cumplir la Agenda 2030?

Para estos jóvenes talentos y líderes de Ashoka, sí la hay. Pues si se trabaja desde el corazón y la empatía se podrá convencer a la sociedad entera de que juntas y juntos, hacemos más.

A Brenda, le gusta lo que dijo el fundador de Ashoka sobre poner el amor y el respeto en acción, porque cuando pones el amor y el respeto en acción, se genera una felicidad y un bienestar personal, que incluso repercute en la salud.

“El valor con el que más me relaciono es la congruencia y si yo quiero ser una persona que viva en armonía, que tenga salud y sea consciente de las cosas que la llenan de felicidad, pues qué mejor que como jóvenes podamos poner el amor y el respeto en acción y generemos ese mundo que queremos”, comenta Brenda Berenice.

Para Dave, también hay esperanza, siempre y cuando exista un pivote para que los Objetivos de Desarrollo basados en la ciencia se conviertan en objetivos basados en comunidad.

“No estoy hablando de cambiar toda la Agenda 2030, hablo de que se contextualice y para eso la empatía va a ser crucial. Yo he trabajado de cerca con comunidades indígenas y puedo decir que (…) necesitan creer, necesitan confiar en que estamos interesados en la misma cosa, yo creo que ahí sí es la empatía”, asegura.

“Necesitamos empatizar la Agenda 2030 porque si no la gente no va a conectar con ella en los últimos cinco años y si no se conectan, vamos a estar en graves problemas”, concluyó.