Educación en Bolivia no responde a necesidades de empresas
Si bien Bolivia logró mejoras significativas en el acceso a la educación, la permanencia escolar y los años de educación de su población, “las mediciones de habilidades disponibles muestran que los trabajadores del país tienen bajos niveles de habilidades”.
Este hallazgo es parte de un estudio que acaba de ser publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), elaborado por Alexandre Bagolle, Horacio Valencia y Manuel Urquidi, expertos en mercado laboral.
Según el Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (INESAD) la tasa de matriculación neta en Bolivia alcanzó el 88% en el nivel primerio y 76% en el secundario en 2013.
Este incremento en el nivel de matriculación se tradujo en un aumento en los años de educación promedio de la fuerza laboral. Así, el promedio de años de escolaridad pasó de 7 en 1997 a 9,3 en 2015, de acuerdo con datos de la Encuestas de Hogares de 1997 y 2015 (UDAPE). A nivel urbano, los años de educación pasaron de 9 a 10,6 y a nivel rural de 3,8 a 6,2 años en promedio.
Sin embargo, Bagolle, Valencia y Urquidi encuentran que “el aumento en la tasa de escolarización y años de educación no son por si solos sinónimo de mejoras equivalente en el nivel de habilidades de los trabajadores”.
Los datos para medir las habilidades de los trabajadores (capital humano) fueron recogidos a través de la encuesta Habilidades para la Empleabilidad y Productividad (STEP, por sus siglas en inglés), aplicada en 2012 a 2.433 trabajadores del eje central.
Déficit de habilidades
Los resultados de la encuesta STEP reflejan “un importante déficit de habilidades” de la fuerza laboral boliviana. El 57% de los trabajadores tiene un nivel básico o muy básico de comprensión lectora, que corresponde solamente con un nivel de comprensión de textos cortos con información de complejidad muy reducida. Tan solo el 13% de los trabajadores se encuentra en los niveles más altos de comprensión.
“Con una nota promedio de 183 puntos sobre 500 en el test de habilidades, el nivel promedio de comprensión lectora calculado para Bolivia se encuentra entre los más bajos de los países incluidos en la encuesta STEP (Ghana, Kenia, Bolivia, Colombia, Vietnam, Georgia, Armenia y Ucrania), especialmente si se controla por niveles educativos”, agregan los expertos del BID.
El problema no ocurre solo con los trabajadores con educación formal incompleta o sin escolarizar. Si bien el 82% de ellos está en los niveles más bajos de comprensión lectora, en el mismo nivel está el 58% de los que cursaron la secundaria o tienen nivel técnico, y el 23% de los profesionales.
Por otra parte, las habilidades de lectura y redacción son las dos menos utilizadas en el trabajo: El 66% y el 81% de los trabajadores reportan tener un uso nulo o bajo de sus habilidades de lectura y escritura, respectivamente.
Las habilidades en matemáticas y pensamiento crítico son reportadas como las más utilizadas, aunque en un nivel considerado insuficiente: 53% de los trabajadores reportan un uso medio o alto de sus habilidades en matemáticas y el 63% reportan hacer un uso medio o alto de sus habilidades en pensamiento crítico.
Demanda insatisfecha de habilidades
Bagolle, Valencia y Urquidi advierten que “la oferta de habilidades de la fuerza de trabajo no logra responder a las necesidades de las empresas”, por lo que “en Bolivia existe una demanda no satisfecha de habilidades. Una fracción significativa de las empresas reporta dificultades para encontrar las habilidades que requieren”.
Para medir la demanda de habilidades de las empresas, se aplicó el año 2015 la Encuesta de Mercado Laboral (EML), relevando información de 1.831 empresas y sus necesidades de habilidades y personal, enfocándose particularmente en 3 tipos de habilidad: cognitivas, socioemocionales y específicas.
En Bolivia, las empresas reportan mayores dificultades para encontrar las habilidades cognitivas y socioemocionales que requieren (34% y 47% respectivamente).
La brecha de habilidades tiende a afectar principalmente a las empresas que demandan habilidades más complejas (46%). Según los expertos, “esta situación puede resultar particularmente problemática dado que son precisamente aquellos sectores de mayor complejidad que podrían impulsar el crecimiento productivo de la economía y contribuir a generar mejores empleos”.
Perjuicio a empresas, a trabajadores y a la economía
El estudio del BID concluye que la brecha de habilidades afecta negativamente la productividad de las empresas y la empleabilidad de los trabajadores. “El 35% de las empresas considera que la falta de habilidades de los trabajadores es un obstáculo clave a la hora de contratar”.
Asimismo, revela que la brecha de habilidades “tiene efectos negativos en la estabilidad laboral de los trabajadores”: el 80% de los despidos se deben a problemas relacionados con la falta de habilidades tanto cognitivas, como específicas y socioemocionales.
Todo esto, junto con el perjuicio sobre la productividad de las empresas, “contribuye a frenar el desarrollo productivo del país y la creación de mejores empleos”. Por tanto, la investigación sugiere mejorar las habilidades de las personas que se encuentran en el mercado de trabajo mediante programas específicos de formación.
Pero sobre todo, se requiere instalar un “sistema de desarrollo de habilidades estructurado y vinculado a la estrategia de desarrollo productivo del país. Las políticas y programas de formación deben articularse con un sistema educativo de calidad y pertinente a todos los niveles”.
FUENTE: EL PAÍS
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