Desfinanciamiento, ataques y fuga de cerebros: la cruda realidad de la ciencia en Argentina

Un estudiante sostiene un cartel que dice durante una marcha por más fondos para las universidades públicas y contra las medidas de austeridad propuestas por el presidente Javier Milei en Buenos Aires, Argentina © AP / Natacha Pisarenko

“No recuerdo haber visto un ataque así a la ciencia en mi vida”, cuenta Alejandro Díaz-Caro, un científico argentino que, como tantos otros, tomó la difícil decisión de abandonar su país y se marchó a Francia, ante el desfinanciamiento y la crisis que atraviesa el sistema de ciencia y tecnología bajo el Gobierno del presidente Javier Milei.

El panorama para los científicos argentinos comenzó a oscurecerse antes de que el economista ultraliberal asumiera la Presidencia. Durante su campaña, Milei advirtió que planeaba cerrar el Ministerio de Ciencia y Tecnología, la cartera de la que dependía el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el principal organismo de investigación y promoción científica y tecnológica en Argentina, fundado en 1958 por Bernardo Houssay, el primer latinoamericano en recibir el Premio Nobel de Medicina. 

“Que quede en manos del sector privado. Que se ganen la plata sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad y mejor precio, como hace la gente de bien”, dijo Milei en una entrevista con el periodista Jonatan Viale en el canal ‘La Nación+’, en agosto del año pasado, cuando fue consultado sobre qué haría con el Conicet si resultaba victorioso en las elecciones presidenciales.

En otra entrevista en el programa ‘A dos voces’ de ‘TN’, comparó el Conicet con la NASA y pidió cerrarlo, a pesar de que ambos organismos tienen finalidades y funciones muy diferentes.

“Hoy el Conicet tiene 35.000 personas, la NASA tiene 17.000. Me parece que el Conicet no produce en línea con lo que produce la NASA. Entonces, el tema de la productividad es bastante importante, me parece que la NASA produce un poquito más”, expresó, aunque el Conicet en realidad cuenta con alrededor de 27.000 personas.

Las declaraciones del por entonces candidato a la Casa Rosada y diputado del partido derechista La Libertad Avanza generaron mucho revuelo en la comunidad científica y en todos aquellos que valoran el trabajo de los investigadores argentinos.

“¿Qué país desarrollado no invierte en ciencia y tecnología?”, se preguntó la extitular del Conicet Ana María Franchi, luego de que se conocieran los planes del economista para la institución gubernamental.

Entre las áreas de interés del Conicet se encuentran muchas disciplinas científicas, que abarcan desde las ingenierías y las ciencias exactas hasta las biológicas, sociales y humanas.

Como una advertencia de lo que vendría, Franchi afirmó en la TV Pública el pasado 17 de agosto de 2023: “Los investigadores tomarán nuevamente el camino de Ezeiza (el principal aeropuerto internacional de Argentina)”.

La doctora en Ciencias Químicas y expresidenta del Conicet hacía referencia a la fuga de cerebros que tuvo lugar en el país durante el mandato de Carlos Saúl Menem (1989-1999), el expresidente que Milei más admira. Bajo su gobierno, se suspendieron los ingresos al Conicet y miles de investigadores se vieron obligados a emigrar en busca de mejores oportunidades.

Hoy, la historia parece repetirse. El Ministerio de Ciencia y Tecnología fue eliminado y reducido a una secretaría. Aunque el Conicet no se cerró, el desfinanciamiento y el desinterés del Gobierno por el desarrollo científico han paralizado proyectos de investigación, congelado salarios y limitado las oportunidades de los investigadores.

Qué es y cómo funciona el Conicet

El Conicet es el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en Argentina. Cuenta con 12.000 investigadores, 10.500 becarios de doctorado y postdoctorado, 2.800 miembros de personal técnico y 1.400 de personal de investigación y administrativo, quienes trabajan en todo el país. Sus actividades se desarrollan en 16 Centros Científicos Tecnológicos (CCT), ocho Centros de Investigaciones y Transferencia (CIT), un Centro de Investigación Multidisciplinario y más de 300 institutos y centros, que incluyen tanto instalaciones exclusivas del Conicet como otras de doble y triple dependencia con universidades nacionales y otras instituciones.

Su actividad se desarrolla en cuatro grandes áreas del conocimiento: Ciencias Agrarias; Ciencias de Ingeniería y de Materiales; Ciencias Biológicas y de la Salud; y Ciencias Exactas y Naturales, así como en Ciencias Sociales y Humanidades.

Según el Decreto 1661/96, entre las principales funciones del Conicet se incluyen fomentar y financiar la investigación científica y tecnológica, así como las actividades de apoyo que contribuyan al avance científico y tecnológico en el país, al desarrollo de la economía nacional y al mejoramiento de la calidad de vida, todo ello en línea con los lineamientos establecidos por el Gobierno Nacional. Además, el Conicet promueve el intercambio y la cooperación científico-tecnológica, tanto a nivel nacional como internacional; otorga subsidios a proyectos de investigación; y proporciona pasantías y becas para la capacitación y perfeccionamiento de egresados universitarios, así como para la realización de investigaciones científicas en el país y en el extranjero.

De acuerdo con la 16 edición del Ranking Scimago (SIR), el Conicet es ahora, en 2024, la mejor institución gubernamental de ciencia en Latinoamérica. A nivel global, se ubica en el puesto 20 entre 1870 entidades gubernamentales dedicadas a la investigación y en el lugar 224 de un total de 9.054 instituciones académicas y científicas evaluadas.

¿Por qué hoy está en crisis?

La crisis actual en el Conicet y en el sistema de ciencia y tecnología de Argentina es el resultado de una serie de recortes y cambios en las políticas de financiamiento que han afectado profundamente las oportunidades y condiciones laborales de científicos e investigadores. En 2024, las becas de investigación (doctorales y postdoctorales), un recurso clave para muchos jóvenes científicos, sufrieron una significativa reducción. Inicialmente, se proyectaba otorgar 1.300 becas doctorales y 800 postdoctorales, pero, debido a los recortes del Gobierno, estas cifras disminuyeron a 950 y 500, respectivamente.

A esto se suma que, desde la asunción de Milei, en diciembre pasado, el poder adquisitivo de los becarios ha disminuido un 18%. En Buenos Aires, las becas actuales asignan 850.000 pesos (726 dólares al cambio paralelo) mensuales para doctorado y 1.027.000 pesos (877 dólares) para postdoctorado. Dado que la dedicación es exclusiva, los becarios solo pueden complementar sus ingresos con cargos de docencia de dedicación simple, los cuales ofrecen hasta 220.000 pesos (188 dólares) mensuales adicionales, una cifra insuficiente para cubrir el costo de vida y las necesidades básicas, especialmente en un contexto de inflación creciente (101,6% en los primeros nueve meses completos del Gobierno).

Asimismo, los científicos en etapas avanzadas de sus carreras también enfrentan dificultades. A fines de 2023, se seleccionaron 845 nuevos aspirantes a investigadores del Conicet, científicos con doctorados o postdoctorados que superaron el proceso de selección; sin embargo, el Estado congeló sus ingresos, por lo que, de momento, no pueden iniciar sus tareas. 

En este contexto, el pasado 8 de noviembre, uno de los directores del Conicet reveló que le pidieron la renuncia tras denunciar una “persecución ideológica” a becarios e investigadores. Manuel García Solá hizo público que los 845 científicos seleccionados aún no han sido dados de alta para comenzar a trabajar ya que su ingreso está sujeto a cuestiones presupuestarias y a “la pertinencia de los planes de investigación presentados” por los aspirantes.

Como resultado de estas dificultades, en 2024, el número de postulantes a posiciones de investigación cayó un 30%.

Por otro lado, los proyectos de investigación se ven afectados por la falta de insumos. Muchos científicos han tenido que suspender o cancelar sus investigaciones, ya que el presupuesto de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, encargada de financiarlos, sufrió un recorte del 63%.

A precios constantes, el presupuesto del Gobierno para la agencia (también conocida como Agencia I+D+i) se redujo drásticamente de 97 millones de pesos en 2023 a 35 millones en 2024, con una leve proyección de aumento a 36 millones para 2025. El presupuesto del Conicet también mostró una disminución significativa, que fue de 786 millones de pesos en 2023 a 625 millones en 2024, y se estima que alcanzará solo 518 millones en 2025, según datos del físico Jorge Aliaga, exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y exsubsecretario de Evaluación Institucional del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

La mayor parte de los fondos del Conicet se destinan al pago de sueldos para investigadores, personal técnico y becarios, mientras que la Agencia I+D+i financia la mayoría de los proyectos de investigación.

Frente a esta situación, cada vez más científicos deciden emigrar en busca de mejores condiciones y oportunidades laborales.

FUENTE: FRANCE 24