Conocer y legislar la salud del suelo, la gran asignatura pendiente

El presidente de la Sociedad Española de Ciencias del Suelo, Jorge Mataix, durante la realización de trabajo de campo. Imagen cedida para su uso editorial

El suelo es la base de todo ecosistema y, entre los muchos servicios que presta, destaca que de él depende, directa o indirectamente, el 95 % de lo que comemos. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con el aire o el agua, desconocemos su estado con detalle y, además, carecemos de normas que obliguen a garantizar unos niveles mínimos de salud.

"Hemos legislado cómo debe ser la calidad del aire que respiramos o del agua que bebemos pero no hemos legislado cómo tiene que estar la salud del suelo a pesar de que es la base de todo ecosistema. El aire y el agua los tomamos directamente, el suelo no nos lo comemos y siempre ha sido el gran olvidado", ha dicho a EFEverde el presidente de la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo (SECS), Jorge Mataix Solera.

Afortunadamente, las cosas están cambiando y el suelo está dejando de ser un actor secundario para pasar a ser un protagonista de la película, ha destacado Mataix, catedrático del área de Edafología y Química Agrícola de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

¿Cómo está nuestro suelo?

"Estimamos que en España los suelos están regular o mal, pero el principal problema es que aún no sabemos bien cómo están, hay un gran desconocimiento porque no hay cartografías ni estudios" apropiados para poder ordenar y gestionar bien el territorio para su uso más óptimo, según el experto, que ha advertido que cuando algo se desconoce se corre el riesgo de tomar decisiones que empeoren aún más la situación.

No obstante, Europa está empezando a dar los primeros pasos y eso ha llevado al Ministerio para la Transición Ecológica a poner en marcha un Inventario Nacional de la Salud del Suelo, un proyecto que está en fase de desarrollo y asesorado por expertos para establecer qué indicadores se han de medir, dónde se deben tomar las muestras y con qué procedimientos.

"Todo viene a raíz de una de una directiva europea que esperemos que se apruebe pronto y que se conoce como la Ley de Monitoreo del Suelo", ha explicado Mataix, que ha insistido en que urge saber cómo están nuestros suelos para poder actuar en consecuencia.

A día de hoy, no contamos con cartografías procedentes de estudios de armonizados para poder tener una información útil a la hora de gestionar un territorio, de forma que cada comunidad autónoma hace "lo que puede o lo que quiere".

Pero, "sin el conocimiento exacto de lo que yo tengo bajo mis pies puedo tomar malas decisiones", como, por ejemplo expandir una ciudad (con el consecuente sellando del suelo) hacia la zona más fértil y que debería ser usada para agricultura o, al revés, dedicar a la agricultura un suelo que realmente no es apto porque no tiene una fertilidad apropiada.

La importancia del suelo

Para poner en valor la importancia de contar con suelos sanos, Mataix ha recordado que son el segundo reservorio de carbono del planeta, por detrás de los océanos y por delante de la vegetación.

"Sí los suelos no están bien, si no los cuidamos ni los manejamos adecuadamente, el carbono que tienen secuestrado durante miles de años se va liberando a la atmósfera. Por el contrario, si los manejamos adecuadamente son captadores de carbono", lo que los convierte en pieza clave para hacer frente al cambio climático que, a su vez, está empeorando su salud.

Además, almacenan gran cantidad de biodiversidad, sobre todo microbiana, que juega un papel fundamental para el funcionamiento de todo ecosistema, y el 95% de los alimentos que tomamos vienen directa o indirectamente del suelo.

Entre la multitud de servicios ecosistémicos que prestan también está que purifican el agua, regulan inundaciones o que son fuente de recursos farmacéuticos o materiales de construcción, ha subrayado el experto, que ha recordado que "todo lo que hacemos mal en el planeta en gran parte acaba en el suelo" y eso puede afectar directamente a la salud humana por contaminación.

Estamos a tiempo

"La formación de suelo es un proceso muy lento, formar un centímetro requiere cientos de años, mientras que degradarlo puede ser solo cuestión de horas. A escala humana no es un recurso que sea recuperable", ha advertido el presidente de la SECS, quien, no obstante, considera que, pese a todo, aún estamos a tiempo de frenar y revertir su degradación.

En España, donde el 75 % territorio presenta riesgo de desertificación (según Greenpeace), "también estamos a tiempo", pero urge conocer el estado real de los suelos, cuya degradación se debe, principalmente, "al mal uso de que hemos hecho de ellos".

"Si hubiésemos tenido datos, posiblemente no habríamos llegado a una situación tan preocupante en algunas zonas", ha insistido Mataix para urgir a la elaboración del inventario que evite urbanizar donde no hay que urbanizar e impulse el cambio hacia una agricultura más respetuosa con el medio.

"Lo que pisamos es algo, es un sistema vivo y es muy heterogéneo. Algunos suelos son más aptos para unas cosas y otros para otras y todo eso es importante que lo estudiemos y que lo cuidemos porque sin suelo no hay vida", ha aseverado.

Entre las herramientas para revertir la situación, transicionar de una agricultura intensiva a una agricultura regenerativa, de conservación o ecológica, en la que lo orgánico prime sobre lo inorgánico y el suelo se proteja y descanse, y hacia unos suelos de ciudad menos compactados y con más espacios verdes para, además, mejorar la gestión del agua.

"La mentalidad de muchos nuevos agricultores está cambiando, falta más voluntad política y también que la ciudadanía tenga más conocimiento de lo que es un suelo", ha concluido.

FUENTE: EFEverde