Un viaje por el Aquisgrán ausente de las guías entre estatuas, modernismo y pintorescos cementerios

La Kreislauf des geldes o fuente de circulación del dinero, de Karl-Henning Seemann, en una plaza de Aquisgrán (Alemania). ALAMY STOCK PHOTO

Más allá de los mosaicos de la capilla Palatina, la fronteriza ciudad alemana donde fue coronado el emperador Carlomagno reúne numerosos atractivos contemporáneos

La geografía y la historia determinan por completo la idiosincrasia de Aquisgrán (Aachen, en alemán), la ciudad más occidental de Alemania, en cierto sentido una encarnación de Europa desde la coronación de Carlomagno como rey de los francos, en el año 768 de nuestra era. Para poder visitarla lo más recomendable es integrarla en un circuito por la región de Renania del Norte-Westfalia. Llegar desde Colonia, epicentro de la zona, es sencillo por sus múltiples obras.

 

La geografía y la historia determinan por completo la idiosincrasia de Aquisgrán (Aachen, en alemán), la ciudad más occidental de Alemania, en cierto sentido una encarnación de Europa desde la coronación de Carlomagno como rey de los francos, en el año 768 de nuestra era. Para poder visitarla lo más recomendable es integrarla en un circuito por la región de Renania del Norte-Westfalia. Llegar desde Colonia, epicentro de la zona, es sencillo por sus múltiples conexiones ferroviarias, las mismas que indican que es un lugar de importancia, pese a no tener el caché turístico de otras ciudades como Bonn o Düsseldorf. Sin embargo, recorrerla durante una jornada resulta una experiencia sorprendente, entre otras cosas porque tanto turistas como viajeros solo esperan contemplar la capilla palatina de su catedral, una de las primeras obras designadas por la Unesco como patrimonio mundial (en 1978).

Fuente: El País (España)