París remata la mejor ceremonia de la historia de los Juegos

El pebetero suspendido de un globo asciende a los cielos de ParísGETTY IMAGES

Completa un despliegue sin precedentes de cuatro horas, en el que Rafa Nadal tuvo un papel protagonista con Zidane, Carl Lewis, Nadia Comaneci, Serena Williams y las principales estrellas del deporte francés

Era fácil hacerlo bien. Incluso con lluvia, que arreció por momentos e impidió luces únicas, cualquier instantánea del Sena siempre será un canto al buen gusto. Pero París, que cerró por completo su espacio aéreo durante cuatro horas, se superó y presentó la ceremonia más rompedora de todas las que han existido. Sobre todo, porque combinó en el relato lo real con lo virtual. Y lo remató con una final de fantasía y en el que intervinieron ZIdane, Nadal, Serena Williams,Carl Lewis, en un mensaje de universalidad de la capital del mundo.

En tiempos donde las vidas de los ciudadanos transcurren delante de las pantallas, los Juegos Olímpicos, que son un reducto de tradiciones, se presentaron al mundo con un derroche de grandiosidad y vanguardismo. También fue una reivindicación de la igualdad, que el evento ha logrado en esta edición igualando el cupo de hombres y mujeres. Sólo hubo dos elemento anacrónicos: en una era donde la atención del ser humano es volátil, ocurrieron demasiadas cosas al mismo tiempo. Y cuatro horas de lo que sea cuesta digerirlas.

El desfile, que era el elemento clave en otras ediciones, quedó devorado. Dejó de ser el eje central para convertirse en una caravana como la de Reyes Magos pero sin caramelos.y donde los abanderados, que no estaban unos metros por delante perdieron solemnidad para convertirse en el novio en la despedida de soltero. Lo inició como siempre Grecia, seguido del equipo de refugiados, cada edición más numeroso, y lo cerró Francia, el anfitrión, con la novedad de que le precedieron Australia, por ser sede de 2032, y EE.UU., por Los Ángeles 2028.

España compartió barcaza con Estonia, por aquello de que el orden era alfabético en francés. Israel, que compartió con Italia, fue ligeramente abucheado; Ucrania fue ampliamente jaleado en las dos orillas. En total fueron 85 embarcaciones, de todos los tamaños. Las Islas Marshall fueron en una embarcación eléctrica de recreo. Como estar en los Juegos es la meta de muchas vidas y los deportistas, pese a la lluvia, mostraban felicidad habrá que darlo por bueno. Desde fuera, la travesía se hizo tostón.

El hilo conductor lo recogió el transporte de la llama olímpica. Desde St. Denis, recogida por Zinedine Zidane en un vídeo grabado, hasta Trocadero. Un enigmático personaje con la cara cubierta por una malla, que anduvo por los tejados del Museo de Orsay, viajó en tirolina de lado al lado del río a la altura de Notre Dame, fue el que retomó la antorcha en la tarde noche parisina para ser protagonista, mientras la música saltaba de Lady Gaga -cantó en francés- al cancán, a música rock de Gojira para subrayar a la Revolución Francesa y la libertad y al Conspiración de la opera Carmen. El anónimo protagonista hizo tantas cosas y tan diversas en el guión de Thomas Jolly que lo encarnaron varias personas. El último, el que montaba a caballo, era una oficial de la gendarmería..

La vasta riqueza cultural francesa permite todo eso. Volver a la música con Aya Nakamura, la cantante que más discos ha vendido en la historia de Francia, para luego ayudarse de la pantalla y presumir de invención. Que ellos también inventaron el cine con los hermanos Lumiere. Antes había tenido un guiño a la literatura de Víctor Hugo y otros, la pintura -el supuesto robo de la Gioconda- y el teatro de grandes autores como Moliere.

La ceremonia se había planeado en 12 etapas que reflejaban las virtudes de Francia. Encanto, sincronía, libertad, igualdad (un recuerdo con estatuas que fueron emergiendo a las 10 mujeres más importantes de la historia del país, Simone de Beauvoir, como más internacional), fraternidad, hermandad, deportividad, fiesta, oscuridad (llamamiento a la paz con los acordes de Imagine), solidaridad, solemnidad y eternidad. La integración de las pantallas, había 71 por todo el curso del río, permitió recordar, además, a Saint Exupery con El Principito, el libro de toda una generación.

El desfile avanzó hacia la zona deportiva, con mucho protagonismo hacia las bicicletas, que el Tour de Francia manda, y saltó a la moda. Más de 1.800 han trabajado en todos los trajes de un espectáculo que movilizó a 20.000 personas el viernes.

A las 21.54 alcanzó Trocadero, el paquebote francés para delirio de los parisinos, que habían iniciado la función con todo su chouvinismo, humo de los colores de la bandera francesa en el Puente de Austerlitz y acordeonista incluido El puente de Lena se lleno de colores, la Torre Eiffel de azul, el presidente Macron se levantó a dar palmas (por fin una alegría que llevarse a la boca) y entró la globalidad de la Unión Europea y la música disco (Eurovisión) para aludir a la diversidad y transformar el Sena en una gran pista de baile con temas de los últimos 30 años. No paraba de llover. Veremos si la noche no se cobra alguna baja en los Juegos.

Entonces, el anónimo enmascarado se puso la bandera olímpica como capa y atravesó en un mecano robotizado el Sena a caballo para convertirse a los pies de la Torre Eiffel en real, en un truco de magia, mientras un resumen de los grandes momentos de la historia de los Juegos se proyectaba.

Llegaron los discursos, cuando ya se había rebasado con creces la tercera hora. Thomas Bach, veladamente, se felicitó por la gestión que hizo con los conflictos ruso y palestino, "en un mundo desgarrado por guerras y conflictos ha triunfado la solidaridad y estamos aquí juntos", dijo el presidente del COI y después del juramento olímpico, comenzaron las sorpresas. Reapareció Zidane. El enmascarado le traspasó la llama, que a su vez se la cedió a Rafa Nadal. La Torre Eiffel oscureció para convertirse en un Juego de luces cambiante que aumentó el suspense sobre quién encendería el pebetero. El 14 veces campeón de Roland Garros, en una lancha, le pasó la antorcha a Serena Williams, ésta a Carl Lewis y el atleta a Nadia Comaneci. El cielo de París ya era un Xanadú de luces

Las megaestrellas desembarcaron el fuego para prender la llama de Amelie Mauresmo, la gran tenista que ahora es la directora de Roland Garros, subió desde el embarcadero más próximo al Louvre y. le pasó el testigo a Tony Parker. Delante de la pirámide, lo retomaron distintas estrellas francesas olímpicas y paralímpicas por el Jardín de las Tullerías, hasta 20 distintos. Finalmente el judoka Teddy Riner y la atleta Marie Jose Perec, triple campeones olímpicos, se acercaron a un pebetero en forma de globo, lo prendieron y se elevó hasta el cielo para rematar la mejor ceremonia de la historia.

FUENTE: MARCA