El origen de los comandos de élite de los EEUU: «Son armas letales contra el terrorismo»
Desde la unidad que fue protagonista en el Desembarco de Normandía, hasta los operadores de la Delta Force, los mejor preparados de Norteamérica
Unidades especiales vs talibanes: la olvidada incursión nocturna más letal de EE.UU. en Afganistán
ABC lo tenía claro ya por 2001: «Los Rangers de los Estados Unidos tienen un sacrificado historial de ser los primeros en combate». Y no le faltaba razón. Estos hombres son, todavía hoy, cabeza de lanza y columna vertebral de las unidades especiales norteamericanas. «En el último cuarto de siglo, han combatido y han muerto en casi todas las acciones militares acometidas por su país», incidía Pedro Rodríguez en sus textos. Entre ellas, como no podías ser de otra manera, destacó una: Afganistán. Una guerra que se extendió durante dos décadas, entre el 7 de octubre de 2001 y el 30 de agosto de 2021.
Estados Unidos, siempre a la vanguardia militar en todos los sentidos, ha sido el país que más tropas de élite ha enviado al corazón de Afganistán.
Y lo ha hecho, según explica a ABC el divulgador histórico José Luis Hernández Garvi, bajo el paraguas del Mando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas. Que el país lidere el ranking no le parece extraño debido, entre otras tantas cosas, a la importancia que han adquirido en su Ejército estos comandos. Ya lo corroboró un informe presentado al Congreso en 2011: «Estas fuerzas son las mejor adiestradas, las mejor equipadas y las mejor lideradas. […] Son el arma más letal de y eficaz del Gobierno contra los terroristas y sus redes».
El teniente coronel de infantería Raimundo Rodríguez Roca y el profesor de ciencia política Javier Jordán confirman en el dossier ‘La importancia creciente de las fuerzas de operaciones especiales en EE.UU.’ que fueron un elemento clave durante la invasión de Afganistán. En el mismo especifican que estas unidades norteamericanas lideraron los combates durante los 6 primeros meses de la campaña. Después, volvieron a recuperar su rol habitual. «Estos chicos pueden surgir de la noche, caer del cielo, pasar una hora o dos en el suelo y no dejar atrás nada más que agujeros humeantes y alaridos», explicaba John Gresham, coautor del libro 'Fuerzas Especiales', en 2001.
Tierra, mar y aire
Entre las unidades más desconocidas de los Estados Unidos que han sido desplegadas en Afganistán se encuentra el 160.º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales Aerotransportado. Tal y como confirma Garvi, sus misiones han sido «apoyar el despliegue, controlar ubicaciones clave o llevar a cabo rescates aéreos». Aunque también están especializados en llevar a cabo misiones de infiltración nocturnas. De ahí su apodo: ‘Night stalkers’. El credo de sus miembros deja cristalino para qué fueron concebidos: «Debo estar siempre listo para moverme y llegar a cualquier lugar con un retraso máximo de 30 segundos».
Los más famosos, por el contrario, son los miembros del 75º Regimiento Ranger. «Son los asesinos, los 'rambos'. Han sido formados para hacer estallar cualquier cosa y para matar a gente. Son expertos en la demolición», explicaba en 2001 a AFP Bill Taylor, excoronel del Ejército de Tierra de los EE.UU. Su entrenamiento es demoledor –solo en la primera fase del mismo ya abandona la mitad de los aspirantes– e incluye tácticas antiterroristas; infiltración por vía aérea, terrestre y marítima; recuperación de equipo y personal y asaltos en la oscuridad. «Como fuerza de élite han participado en los países con altos índices de terrorismo como Afganistán, Iraq o Mogadiscio», afirma la escritora Ana Lilia Pérez en ‘Verdugos: Asesinatos brutales y otras historias secretas de militares’. Su lema: «Liderad el camino».
Los Rangers son también una de las unidades especiales con más solera de los Estados Unidos. Aunque su origen se remonta a la era colonial, no fue hasta la Segunda Guerra Mundial cuando adquirieron un papel preponderante. En principio fueron entrenados por los míticos comandos británicos para llevar a cabo misiones de infiltración tras las líneas enemigas. Con todo, los mandos prefirieron reconvertirlos en una infantería ligera de choque destinada a combatir en vanguardia durante las batallas más duras. Su actuación más famosa se dio en el Desembarco de Normandía, cuando escalaron un acantilado a golpe de cuerda con el objetivo de destruir varias piezas de artillería alemana. Desde entonces han participado en contiendas como la Operación Anaconda.
Así lo explicaba el mismo Rodríguez en su artículo: «Han combatido desde Panamá hasta la liberación de Kuwait. Estas tropas estuvieron llamadas a participar en la fallida operación para rescatar a los rehenes norteamericanos en Teherán en 1980 y dos años después tomaron el aeropuerto Port Salinas durante la invasión de Granada». En palabras del diario, hasta entonces sus bajas más recientes se habían registrado «en 1993 durante la intervención humanitaria de Somalia, precisamente a manos de las milicias locales vinculadas con Osama Bin Laden».
Locos barbudos
La unidad más selecta de las que ha sido desplegada en Afganistán es la Delta Force o 1er Destacamento Operacional de Fuerzas Especiales-Delta. La misma que Garvi define a ABC como «la élite de la élite de los comandos». Sus miembros son seleccionados entre los mejores combatientes de otros grupos del ejército de los Estados Unidos. «Fueron ideados a imagen y semejanza del SAS británico y, como curiosidad, no están obligados a afeitarse. Por ello, no es raro verles en fotografías con extensas barbas y el pelo largo», añade. Su aspecto desarrapado no les ha impedido participar en un sin fin de operaciones como la invasión de la isla de Granada en 1983 o la mítica intervención en Mogadiscio representada en ‘Black Hawk derribado’.
El entrenamiento al que son sometidos pone especial énfasis en la puntería de los reclutas en situaciones de estrés como la liberación de rehenes. Para ello, simulan rescates de civiles en grandes edificios, aviones y buques de guerra. Pero no es lo único. Los aspirantes, por ejemplo, deben convertirse en auténticos especialistas en el uso y fabricación de explosivos. No faltan tampoco los cursos en «conducción táctica agresiva», a pesar de que parezca algo más propio de las películas de acción que de la vida real. A todo ello se suman unas pruebas físicas que fomentan la resistencia y la adaptación mental a un ambiente hostil.
Las últimas unidades norteamericanas de este tipo que han participado en el conflicto de Afganistán han sido los equipos SEAL. «Es el nombre coloquial que recibe la fuerza de guerra naval de los EE.UU.», explica Garvi. En la actualidad son un grupo de combate letal cuyos miembros están entrenados para llevar a cabo tanto asaltos directos, como misiones de infiltración por tierra, mar y aire. Aunque están especializados en el buceo, como bien indica su apodo: ‘Hombres rana’. «Lo que nos diferencia del resto es que nuestro entrenamiento no lo podría pasar el 85% de la población. Es más que difícil, es peligroso si no se es apto. Pero es el que nos prepara, por ejemplo, para nadar mucho mejor que el resto de unidades», explicaba a ABC Kevin Lacz, exmiembro de esta unidad de élite, en 2019.
Fuente: ABC